Tras la frenética actividad invernal vino el gran parón veraniego, debido esencialmente al calor y no a la ausencia de ganas por descubrir nuevas líneas. Hace pocos días que nos ha visitado el otoño y con el los cepillos empiezan a ponerse nerviosos en busca de su deseado liken y roca putrefacta, y es que esas puas metálicas tienen el misma ansia que nuestras yemas por catar la fina arenisca en estado fresco. Esperemos meter carnaza nueva en próximas entradas, hasta entonces, salud y arqueo a muerte!!!
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